Zona de paseo y descanso para el visitante, práctica de parkour, parque de juego infantil, Skateboarding, escenario callejero para músicos, cantantes, bailarines de tango, marionetas y espectáculos cómicos, amén de todos los actos y saraos institucionales.
La iniciativa de crear espacios abiertos en el abigarrado Madrid del s. XIX fue de José I Bonaparte que le valió al monarca el sobrenombre de Pepe Plazuelas (además del de Pepe Botella) uno de ellos es el entorno del Palacio Real, que dará lugar a la Plaza de Oriente.
La demolición fue realizada por R.D. en 1809, y se derribó tras indemnizar a los dueños de las casas. Juan de Villanueva dirigió la demolición. El solar quedó sin urbanizar hasta 1850 cuando se terminó el Palacio Real cuya su fachada occidental, la que da a palacio, fue un condicionante en el trazado de la nueva plaza.
La plaza además alberga una colección escultórica de 20 reyes españoles, conocidas popularmente como 'los reyes godos'. El grupo de estatuas forma parte de una serie dedicada a todos los monarcas de España, ejecutadas entre 1750 y 1753.
En un principio, la idea era que las esculturas adornasen la cornisa superior del palacio, de ahí la desproporcion de las figuras pensada para ser vistas desde abajo, pero nunca fueron colocadas en la misma. Se temió que la cubierta no aguantase su peso, si bien la tradición sostiene que la reina Bárbara de Braganza tuvo un sueño en el que las figuras caían precipitándose apocalípticamente hacia abajo.
Finalmente fueron distribuidas por distintos puntos de la ciudad. En Madrid pueden verse, además de en la propia Plaza de Oriente, en el Parque de El Retiro, en los Jardines de Sabatini, en el Parque de El Capricho (en la Alameda de Osuna) y en la Puerta de Toledo. Algunas se llevaron a otras provincias, caso de las situadas en el Paseo de Sarasate de Pamplona, referidas a los reyes navarros (pero no todos, Iñigo Arista se quedó), o también en el Paseo del Espolón de Burgos.
La plaza además alberga una colección escultórica de 20 reyes españoles, conocidas popularmente como 'los reyes godos'. El grupo de estatuas forma parte de una serie dedicada a todos los monarcas de España, ejecutadas entre 1750 y 1753.
En un principio, la idea era que las esculturas adornasen la cornisa superior del palacio, de ahí la desproporcion de las figuras pensada para ser vistas desde abajo, pero nunca fueron colocadas en la misma. Se temió que la cubierta no aguantase su peso, si bien la tradición sostiene que la reina Bárbara de Braganza tuvo un sueño en el que las figuras caían precipitándose apocalípticamente hacia abajo.
Finalmente fueron distribuidas por distintos puntos de la ciudad. En Madrid pueden verse, además de en la propia Plaza de Oriente, en el Parque de El Retiro, en los Jardines de Sabatini, en el Parque de El Capricho (en la Alameda de Osuna) y en la Puerta de Toledo. Algunas se llevaron a otras provincias, caso de las situadas en el Paseo de Sarasate de Pamplona, referidas a los reyes navarros (pero no todos, Iñigo Arista se quedó), o también en el Paseo del Espolón de Burgos.
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